sábado, 28 de marzo de 2009

Varios

No había actualizado el blog, por varias razones. Tiempo ajustado, y sobre todo, lata. Es mucho más fácil leer cosas en Internet que escribir, sobre todo porque hay pero requetetantas cosas en Internet, que como que da lata, además, hacer un aporte extra. ¿Vale la pena, después de todo? ¿Qué es lo que yo, como ser humano, tengo que decirle al mundo? Es más fácil ser reactivo que proactivo, y se me viene a la memoria ese librito de autoayuda que una vez vi, Yo, proactivo. El libro era interesante, pero resulta que es difícil elegir ser proactivo siempre.

A ver, el miércoles se cumplieron veintiseis revoluciones de la Tierra en torno al sol desde el momento en que abandoné el vientre de mi madre. Gracias al famoso Facebook, recibí muchos saludos de cumpleaños, sobre todo de la gente de Chile, pero también varios que no esperaba, como los de mis alumnos de acá de Windsor. Eso fue bonito; no recuerdo haber recibido tantos saludos para otro cumpleaños. Estoy muy agradecido de todos los que se acordaron de mí.

También, hace algo más de una semana recibí un llamado de mi padre en mi celular. Alguien llamó a una tía mía haciéndose pasar por mí. Dijeron que yo había volado de emergencia a Chile, que había arrendado un auto, había chocado y había caído preso; que necesitaba CLP$600.000 y $50.000 más en efectivo. Mi tía llamó a una de sus hijas, la que llamó a otra prima, la que finalmente contactó a mi papá, quien se dio cuenta de que todo era una estafa. Alguien había tratado de engañarlas para sacarles plata. Afortunadamente me contacto muy seguido con mi familia, así que es imposible perderse. Pero varios en mi familia se llevaron un susto grande. Así que tengan cuidado si piensan viajar; después de todo, creo que he publicado demasiada información sobre mi vida en Internet. Me vi obligado a restringir el acceso al material que publiqué en Facebook. Qué pena.

Me he preguntado ¿qué hubiera sido de mí si no hubiera venido a estudiar, y me hubiese quedado trabajando en una farmacia? ¿Cómo habría reaccionado si hubieran apedreado mi local? Probablemente habría tratado de reaccionar diciendo algo así como “Nosotros no tenemos la culpa; las oficinas centrales están en calle bla bla bla… ellos son los que fijan los precios, nosotros somos simples empleados”. Seguro me linchaban igual. Pero es verdad pues, mis colegas sólo obedecen órdenes. Ahora que me acuerdo, eso es lo mismo que decían los militares en aquel tiempo. Después de todo, nosotros no estamos matando gente… ¿o sí? El alza indiscriminada de los precios podría, eventualmente, redundar en el impedimento al acceso a la salud de las personas, lo que, al menos en teoría, podría causar un fallecimiento. ¿Deberían renunciar mis colegas, para no hacerse cómplices de un crimen? Después de todo, la colusión era un secreto a voces. Como que todo el mundo cachaba. La cosa es que nunca nadie reconoció y tampoco nadie dijo nada, hasta ahora.

Nah, no creo que sea para tanto. Requiere valor alzar la voz y derrotar a los poderosos; sobre todo cuando son la mano que nos da de comer. Un valor que pocos tienen.

Eso por ahora. Reanudaré las transmisiones, pero no sé exactamente cuándo.