martes, 25 de agosto de 2009

Al aguaite

Pronto empezarán de nuevo las clases aquí en Windsor. El verano está comenzando a ceder terreno; las temperaturas han decaído levemente. Hoy fui a conversar con una de las técnicos de laboratorio para tratar de hacer algo de vida social, y volví con el manual de laboratorio del curso 240 (fisicoquímica) y un montón de consejos para enfrentar esa ayudantía en la cabeza. Me agarraba pa’l chuleteo “no vas a querer volver más por acá”. No, ella es simpática, pero es inevitable agarrar un poquito de distancia cuando te das cuenta de que ella te supervisará. Se supone que no es mi jefa, pero casi, porque ella es la técnico responsable de los laboratorios.

Hoy he andado un poco emo, por la despedida ocurrida este último fin de semana. Me acordé de Aslan en Las crónicas de Narnia (Libro 3, La travesía del Explorador del Amanecer) cuando reta a la Lucy Pevensie porque le dice que no debe pensar en lo que podría haber pasado. Y es verdad, no tiene mucho sentido.

Éste no es el momento para echarse para atrás. Ahora tengo que terminar lo que empecé. Estoy lo suficientemente metido en mi postgrado como para que no sea conveniente echarme para atrás, y estoy lo suficientemente lejos del final para no tener idea de cuál será mi futuro a largo plazo.

Seguiremos, pues, al aguaite de las cosas.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Fisicoquímica… otra vez, pero distinta

Beth, la administradora de los ayudantes, me acaba de confirmar que para el semestre de otoño próximo, aparte de ser ayudante para el curso de orgánica, me puso para ser teaching assistant (TA) del curso 59-240 Introductory Physical Chemistry. Que, esencialmente, cubre los mismos contenidos que el curso de Fisicoquímica I que solía hacer en Chile.

Lo cual me tiene entusiasmado. =)

Habrá que ver qué tal es el profe Schurko… Será divertido, porque es como “back to basics”, pero aquí el curso tiene laboratorios, y veré más a los alumnos en los laboratorios que otra cosa.

Ah, y el texto guía es el de mi amigo el profe Atkins.

martes, 11 de agosto de 2009

Aprendizaje de Sui Generis

Los últimos posts se han transformado casi en “Mi vida en música”. Me acabo de dar cuenta. No ha sido intencional.

Me complace mucho informar que estoy cocinando. Hace un rato no más le mostraba al profe mis dobles quífaros con verduras y salsa Alfredo. No, la salsa no la compré hecha, sino que agarré una receta de Internet, compré los ingredientes y los tiré al sartén. No quedó perfecta; se me anduvo dorando demasiado la mantequilla, pero igual quedó rica. Tampoco salió a la primera; en un primer intento había tirado el ajo, pero se me había olvidado que el punto de ebullición de la mantequilla es harto mayor que el del aceite, y terminé por quemar el ajo. No cachaba tampoco que con tanto aporte de energía, la mantequilla se pardea de la nada; son los ácidos grasos poliinsaturados que se oxidan. Así que tuve que empezar de nuevo. Por otro lado, también aprendí que los fideos absorben la salsa. Aún soy rookie, pero ya me largué a practicar, así que considero que ya estoy cocinando. Arroz con acompañamientos, verduras salteadas, lentejas, carbonada, ensalada rusa… Ya he hecho todo eso satisfactoriamente. He balanceado mi dieta; alejándome de las carnes rojas y moviéndome más hacia el pescado, a saber atún en lata y filetes de eglefino congelado. No, aquí en Canadá no hay merluza, pero el eglefino (haddock) es un buen sustituto.

Disculpen los comentarios ñoños. No puedo evitar interpretar la cocina en términos fisicoquímicos. Es resultado inevitable de haberla aprendido después de pasar por la universidad.

Por otro lado, en estos días he tenido que aprender una de las habilidades más importantes para ser un buen científico: escribir un buen artículo científico. Bien centrado, bien referenciado, y donde le saque el máximo de partido a mis datos experimentales. Es más un arte que una ciencia. Y también soy un novato en ello. Aún estoy pintando mamarrachos, pero espero de a poco ir haciendo trabajos más elaborados.

Lo más desafiante del caso es que anoche conversábamos con Anto, y yo le decía que ahora que me di cuenta de que puedo lavar, planchar, hacer aseo, manejar mi presupuesto hasta poder ahorrar, y ahora más encima cocino, ahora por fin me siento lo suficientemente maduro para enfrentar una relación de pareja. Pero ella me hizo ver que tengo que, como lo pone la Dra. Joy Browne, tengo que salir del “arresto domiciliario”. O como le decía Indiana Jones a un alumno de arqueología en El reino de la calavera de cristal: “Para aprender arqueología, tienes que salir de la biblioteca”. No encontraré una vida social en la pieza que arriendo.

Es decir, mis esfuerzos recientes han sido buenos, pero no son suficientes para llegar donde quiero. Estoy más cerca, pero aún estoy lejos de la meta. Aún tengo mucho que aprender. Supongo que siempre es así, el premio a completar un desafío grande y que te ha costado mucho esfuerzo no es el descanso, sino otro desafío más grande y más complicado. Bienvenido al mundo real, Ariel. Ya era hora de que llegaras. Más vale tarde que nunca.

lunes, 10 de agosto de 2009

Aniversario del Instituto Nacional

Hoy todos los institutanos volvemos a ser pingüinos (i. e. pendejos):

Felices 196 años, querido colegio. Larga vida.

jueves, 6 de agosto de 2009

Fly me to the Moon por Zack Kim

Recién estaba viendo un capítulo añejo de House con el Messenger prendido, y mi viejo amigo de la primera vez que vine a Windsor, Adrian Davis me manda el link a este video de Zack Kim.

 

Y sí po, yo quiero ir a la luna, y no me enojaría poder tocar así.

Zack Kim tiene más videos en YouTube, yo me caí de culo con el Preludio No. 3 en do sostenido mayor del Clavecín Bien Temperado de Bach.