martes, 30 de junio de 2009

Más sobre Chile

Estoy de vacaciones, así que puedo escribir harto. Los posteos largos y más a menudo son la orden del día.

Días grises y fríos me han acompañado en este viaje a Chile. Me dicen que traje el frío y la lluvia desde Canadá. Es como raro, porque allá están en verano ahora. O sea, claro, el último invierno fue particularmente crudo…

Pero con todas las cosas que uno puede decir que no le gustan, me doy cuenta de que Chile igual me gusta. A pesar de todo. Me he dado cuenta de ello desde el miércoles pasado, cuando el profesor Clavijo (más conocido como “Chindo”) me dio un ‘tour’ por la Facultad de Ciencias. Una suerte de cabañas (no muy distintas de los “moteles” de Olivos), construcciones de madera, no muy consistentes con la idea que a uno le han metido de una universidad como grandes edificios; pero al mirar por las ventanas uno descubre laboratorios con la mayoría de las comodidades de los laboratorios modernos de investigación, en términos de instrumental.

Por otro lado, está la idiosincrasia nacional, los garabatos, los lugares comunes en las conversaciones, esa familiaridad con la cultura propia, y que muchas veces uno no se da cuenta que está ahí hasta que la pierde. Todo ello hace que a los estudiantes les guste mucho la universidad acá en Chile. Tiene todo un ambiente que resulta acogedor y hasta agradable.

Fue extraño, eso sí, que esta vez me presentara como “él que viene de Canadá”. Plop. No es mentira, pero me hacía sentir como que me daba una importancia que no creo tener. No soy ná mi jefe el profesor Aroca que sí que es un invitado VIP cuando viene. Soy su alumno no más.

El jueves por la noche me reencontré con varios de mis viejos amigos del colegio, y con los que tocábamos en la orquesta, a saber Guillermo, Nicolás, Micho y Claudio. Fue bonito, compartimos unas cervezas, un vinacho… También conversamos montones de la vida y del amol. Hasta tocamos música un ratito; después de todo, estábamos en la casa de Guillermo que ahora está dedicado completamente a su banda. Había muerto Michael Jackson, era la primicia y al principio no la creíamos, porque nos dimos por enterados cuando alguien en la calle le hizo el comentario a Guillermo. Ya no ve mucha tele, tuvo que enchufar la tele, traer el alargador, y tuvimos que ver las noticias a las nueve para cerciorarnos de que era verdad. Hasta cantábamos temas de Michael, desde Don’t stop till you get enough que era el favorito de Nicolás, pasando por cosas como Ben, You are not alone, Black or White o Smooth Criminal.

El viernes fue el turno de la Cristina, compañera de Farmacia, que hace poco entró a trabajar al Laboratorio de Criminalística de Investigaciones. Estaba muy orgullosa porque ese día la habían llevado a un SS (sitio del suceso), y se había tenido que poner uno de esos trajes blancos que le cubren todo el cuerpo y la hacen parecer un Teletubbie, de hecho me contaba que agarraba para el chuleteo a su compañero diciéndole “Hoaaa” y “Ayooosh”. Estaba la prensa en el SS y de hecho salió en la tele, la mostraron en varios canales con su traje de Teletubbie. También le tuvo que tomar muestras al imputado. Por otro lado, cuando llegamos a su casa, la Cristina hizo una pizza que le quedó muy rica. Conversamos harto también, y fue bonito. Estaba también su prima chica Katia, a quien me di el gusto de mostrarle montón de estrellas en el cielo, y el planeta Júpiter, que como a las 11 de la noche ya estaba más alto que la cordillera. Como decía, los cielos nublados me han seguido, y esa ha sido de las pocas noches en que he podido ver con confianza mi lindo y querido cielo sureño. Feliz de volver a ver la Cruz del Sur, el Centauro y el Escorpión, que allá en Canada apenas si lo veo porque queda muy bajo.

A la Cristina también le conté de mi secreto. Es la única a quien le he contado.

El sábado sí que fue “wow”, porque me hicieron la reunión familiar de bienvenida. Había comida para alimentar a un regimiento. Mi tía Sandy se las mandó con una torta (sabor Tres Leches… ¡uta que estaba rica!) que tenía el lindo detalle de decir “Welcome Home”. Estaban el Leo y mi prima la Pame, con su hija (mi sobrinita) la Fran, a quien por fin pude conocer en persona. El nacimiento de la Fran ha revolucionado a la familia, porque hacía rato que no había nacimientos ni casamientos en la familia. Aparte que es tan rica la bebé… Es significativo que el año pasado también me hicieron una recepción, donde mismo, para despedirme, y en aquella ocasión la Pame aprovechó para anunciar  de que estaba embarazada y que pronto seríamos tíos. Un año después, es la bebé la que se roba la película de la reunión familiar. Yo le había comprado un pijamita rosado en Loblaws, y se lo regalé al Leo y a la Pame. Sacábamos cuentas, la Fran será la primera que me diga “Tío Ari”. Ese momento tenía que llegar. Es la vida.

Y también estaba mi primito querido el Dany, que trajo el terrible costillar de cerdo, y tiró a la parrilla unos buenos anticuchos. Tuve que comer poquitito de todo, para poder comer de todas las cosas que había. Estoy muy, pero muy agradecido de todos, porque lo pasamos muy bien.

Hay varias fotos de dicha reunión familiar en mi Flickr, Fran incluida.

Ayer lunes retomé una tradición que tuvimos que interrumpir por causa de mi viaje, a saber, las salidas al cine con mi tía Sandy. Fuimos a ver Transformers 2. Ah, y antes de eso, estuvimos dándonos vueltas (como es la tradición) por la librería Antártica, mirando las últimas novedades en libros. Por la tarde estuve invitado junto con mis padres a la casa de la Sra Patty, que es prima de la Sra Quena, la señora que me recibe en Toronto. También estuvo bonita dicha recepción.

Han sido bonitos, a pesar de los días nublados con lluvia intermitente, estos días que he pasado en mi patria. He vuelto a recibir el cariño de mi familia. He comido harto y rico. Son todas esas lindas cosas las que hacen que quiera quedarme.

Pero no debo dejar a medias lo que ya empecé en Windsor.

Debo volver.

viernes, 26 de junio de 2009

Video de la reactividad de los metales alcalinos

Este video simplemente me encanta, es uno de mis grandes favoritos de todos los tiempos:

Transcrito y traducido por mí:

“Ahora veamos otra reacción de los metales alcalinos, la reacción con agua. Comenzaremos con el litio. El metal flota sobre el agua y reacciona con ella, dando gas hidrógeno.

Ahora para el sodio. El mismo tipo de cosa sucede, aunque la reacción es un poco más vigorosa. Todos los metales alcalinos reaccionan con agua de la misma forma.

Ahora para el potasio. Esta vez verás una llama. El calor otorgado por la reacción se produce tan rápidamente que el gas hidrógeno prende fuego, y se quema con una llama lila.

El siguiente elemento es el rubidio. Esta vez hemos puesto una pantalla de seguridad entre nosotros y la reacción. Puedes ver que las cosas se ponen gradualmente más terroríficas a medida que bajamos en el grupo.

Probemos el cesio, nuestro quinto metal alcalino.”

Nótese el silbido después de la reacción con cesio.

Tomado de Open2.NET

martes, 23 de junio de 2009

Los primeros días en Chile

Llevo ya seis días de vuelta en mi casa. Por la noche del primer día, mi papá me decía que es como si nunca me hubiera ido. A veces también me da esa impresión. Pero hace frío, hace frío dentro de mi casa y esa es una sensación que hace mucho tiempo que no sentía. He vuelto a comer pan con palta. El domingo cociné arroz para mis viejos, cosa que nunca había hecho antes. Me he reencontrado con mucha gente a la que no veía hace mucho. Montón de sensaciones que hace mucho que no vivía. Otras tantas cosas que sucedieron en mi ausencia, que desconocía y de las que me he ido enterando de a poco. No, simplemente no puedo negar que me fui, que me ausenté de mi patria y de mi hogar por casi diez meses.

Por otro lado, guardo un secreto del que no se puede saber nada. Un secreto en el que aún pienso. En el que he pensado todos estos días. Por ahora, sólo puedo decir que compré una cajita de té de manzana con canela, que pienso llevarme de vuelta a Windsor, para beber en honor de ese secreto. En memoria de todos los secretos que la gente tuvo. Nopilis, Ariel no olvida.

Estos días han sido un poco un “reality check”. Es difícil imaginar que la realidad puede ser de otra forma, pero la verdad es que, ciertamente, las cosas pueden ser distintas, si cada uno pone de su parte. Los deudores habitacionales, Santiago inundado…

Ayer lunes fui de nuevo a la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas. Fue reconfortante saber que al poco rato de llegar  (incluso antes de llegar, de hecho, conversé un minuto con Jorge Soto) ya estaba saludando a personas conocidas, y muchas se alegraban de verme. Fui a saludar a la bibliotecaria, la Sra. Ilse, qué simpática ella. También fui a saludar al profe Martín Contreras (el profe de fisicoquímica, que fue mi supervisor de las ayudantías por tantos años), lo que también fue muy agradable. Conversamos largamente con don Martín, quien me recibió de forma muy afectuosa.

Mi ex-jefe, Marcelo Kogan no estaba, se había ido a Barcelona, pero igual pasé al laboratorio, ahí estaba Juan, un muchacho que entró al grupo de Marcelo poco antes de mi defensa, y un muchacho nuevo que llegó después. Conversamos otro rato también. El laboratorio está muy pero muy cambiado respecto de como lo dejé. Hay un recinto bien habilitado con campana de flujo laminar para el trabajo con células, es decir, ya no hay que mendigarle campana al grupo del profe Lavandero (y aguantar los ladridos de sus estudiantes de postgrado). También Juan me contaba que habilitaron completamente el laboratorio que solía pertenecer al grupo del profesor Ernesto González, y que Marcelo heredó, ahora que el profesor González no se dedicará más a la investigación. A ese laboratorio solíamos decirle “el motel” porque está ubicado en un edificio de madera con varias salas de clases que parecen cabañas, y a esas salas les decían “los moteles”, entonces por extensión, ese laboratorio era “el motel”. Sé de dos explicaciones para el mote; una es que esas “cabañas” parecen moteles de playa, y la otra es que por las noches cerca del verano dicen que esas salas las utilizan, a veces, efectivamente como moteles.

Después de conversar con otros variados viejos amigos, a saber la Lile, la Claudia, la Cecy y el Simón, llegó la Karina, con su microempresa de venta de ropa interior de invierno. Me comentaba de su microempresa, que como la empresa constaba, a saber, de ella como CEO y única empleada, no le alcanzaba ni siquiera para microempresaria, ella era una nanoempresaria. Yo le dije: mientras no te conviertas en una picoempresaria, todo ok. Chiste ñoño con el que Karina se rió mucho. Después fuimos a almorzar, ella me había invitado. Y yo cumplí. Fue bonito también, conversábamos de cómo es de diferente el sistema canadiense. Ella me contaba que su hija la Camila había tenido “la porcina”, y que no había sido nada más que una gripe casi como cualquier otra. Le confesé que me sentía en el aire; como puse en mi Facebook, “no soy de aquí ni soy de allá”. No tengo pareja, hijos, nada me ata a ningún lado. Libertad, te amo y te odio a la vez. Me hace acordarme de esa canción que me gusta tanto de Queen, y que me gusta tocar cada vez que encuentro un piano, It’s a Hard Life: “I don’t want my freedom! There’s no reason for living with a broken heart…”

Después de almuerzo, nos encontramos con Ariel Meneses, ahora alumno del doctorado en química. Me agarraba pa’l chuleteo, “seguro que tuviste muchos problemas con el inglés”… “¿no tuviste problemas con el castellano al volver?”. Casi, la verdad; en un momento me dijo que la Ivonne, ex compañera y ahora estudiante de doctorado, tenía que volver pronto, para dar su… Yo inmediatamente supe a qué se refería, pero casi le digo comprehensive, sabiendo que lo que tenía que decir era el equivalente castellano de esa misma locución, es decir “examen de calificación”. No, si he estado mucho tiempo fuera.

(Olvidé mencionar que en la mañana pasé por la biblioteca y encontré a una persona desconocida que me miró y a la que saludé, como acto reflejo, “Hi!”. En realidad cuando compré el tecito, también le dije hi a la cajera… del Líder. Ah, qué lesera.)

El asunto es que llegué a la casa en metro igual, con un sentimiento un poco de vacío en el alma. No he echado raíces en Canadá, y si bien aún puedo encontrar caras familiares y amables en la escuela de Farmacia, es casi lo mismo que el Instituto Nacional en este momento. Representan el pasado; ya no pertenezco allí, aunque parte de mi corazón se haya quedado con ellos. ¿Dónde, pues, está mi lugar dulce?

He pensado en volver a Chile, pero eso aún no está plenamente decidido. He pensado que si vuelvo a hacer clases, me gustaría volver a cualquier parte que no esté en Santiago. Le comenté eso en nuestra conversación al profe Martín, quien me decía que eso tiene ventajas y desventajas. Es mas difícil hacer investigación en provincias, pero de acuerdo con lo que él había observado, exalumnos de nuestras escuelas capitalinas que se han ido a provincia tienden a ascender rápido en la jerarquía universitaria, lo que por supuesto reporta prestigio y mejores sueldos. No sé, la verdad, qué es mejor, y eso es lo que me desespera un poco.

Creo que por ahora, lo mejor que puedo hacer, es seguir el consejo que me daban mis padres: seguir con los ojos abiertos, esperando que se presente alguna oportunidad para mí, y una vez que esa oportunidad exista, tomarla y sacarle el máximo de partido.

miércoles, 10 de junio de 2009

Actualizaciones de mis sitios web

En estos días estaré moviendo las resoluciones de las guías de fisicoquímica a mi página web de la Universidad de Windsor. Ese sitio también recibirá una actualización pronto. Este es el segundo cambio de casa que reciben las famosas resoluciones; primero pasaron de Geocities a Google, pensando en que con la solidez de Google, ese sitio no se iba a bajar. Pero el Google Page Creator se cambiará a Google Sites, y hará aún más restricciones a lo que ya tenía. Lo que no me gustó. Y a buena hora las saqué de Geocities, ahora que Yahoo! cortó el servicio.

No me había decidido antes a hacer el cambio, es que la dirección de Windsor no es muy fácil de aprender ni muy amigable. Capaz que termine pagando por webhosting. No quiero…

Ah, y ahora que estoy cachando, voy a tener que actualizar la página web que sale en cada una de ellas =P

Y cuando publiquemos el paper de espectroscopia de fuerza, también publicaré mi tesis de químico farmacéutico, que está licenciada bajo Creative Commons, pero no la he puesto en mi sitio porque no quiero ponerla a disposición de los motores de búsqueda hasta que salga el dichoso papiro. Marcelo, quedaste de mandarme el último borrador; lo estoy esperando…

Actualización: ya está hecho el cambio, y por mientras, el sitio de Google Pages está redirigiendo al de Windsor