Los últimos posts se han transformado casi en “Mi vida en música”. Me acabo de dar cuenta. No ha sido intencional.
Me complace mucho informar que estoy cocinando. Hace un rato no más le mostraba al profe mis dobles quífaros con verduras y salsa Alfredo. No, la salsa no la compré hecha, sino que agarré una receta de Internet, compré los ingredientes y los tiré al sartén. No quedó perfecta; se me anduvo dorando demasiado la mantequilla, pero igual quedó rica. Tampoco salió a la primera; en un primer intento había tirado el ajo, pero se me había olvidado que el punto de ebullición de la mantequilla es harto mayor que el del aceite, y terminé por quemar el ajo. No cachaba tampoco que con tanto aporte de energía, la mantequilla se pardea de la nada; son los ácidos grasos poliinsaturados que se oxidan. Así que tuve que empezar de nuevo. Por otro lado, también aprendí que los fideos absorben la salsa. Aún soy rookie, pero ya me largué a practicar, así que considero que ya estoy cocinando. Arroz con acompañamientos, verduras salteadas, lentejas, carbonada, ensalada rusa… Ya he hecho todo eso satisfactoriamente. He balanceado mi dieta; alejándome de las carnes rojas y moviéndome más hacia el pescado, a saber atún en lata y filetes de eglefino congelado. No, aquí en Canadá no hay merluza, pero el eglefino (haddock) es un buen sustituto.
Disculpen los comentarios ñoños. No puedo evitar interpretar la cocina en términos fisicoquímicos. Es resultado inevitable de haberla aprendido después de pasar por la universidad.
Por otro lado, en estos días he tenido que aprender una de las habilidades más importantes para ser un buen científico: escribir un buen artículo científico. Bien centrado, bien referenciado, y donde le saque el máximo de partido a mis datos experimentales. Es más un arte que una ciencia. Y también soy un novato en ello. Aún estoy pintando mamarrachos, pero espero de a poco ir haciendo trabajos más elaborados.
Lo más desafiante del caso es que anoche conversábamos con Anto, y yo le decía que ahora que me di cuenta de que puedo lavar, planchar, hacer aseo, manejar mi presupuesto hasta poder ahorrar, y ahora más encima cocino, ahora por fin me siento lo suficientemente maduro para enfrentar una relación de pareja. Pero ella me hizo ver que tengo que, como lo pone la Dra. Joy Browne, tengo que salir del “arresto domiciliario”. O como le decía Indiana Jones a un alumno de arqueología en El reino de la calavera de cristal: “Para aprender arqueología, tienes que salir de la biblioteca”. No encontraré una vida social en la pieza que arriendo.
Es decir, mis esfuerzos recientes han sido buenos, pero no son suficientes para llegar donde quiero. Estoy más cerca, pero aún estoy lejos de la meta. Aún tengo mucho que aprender. Supongo que siempre es así, el premio a completar un desafío grande y que te ha costado mucho esfuerzo no es el descanso, sino otro desafío más grande y más complicado. Bienvenido al mundo real, Ariel. Ya era hora de que llegaras. Más vale tarde que nunca.
6 comentarios:
Cocinar es super entretenido, cocinar hasta me relaja y me gusta hacer experimentos culinarios ;)
Si quieres te doy recetas =D
Reinventar siempre es complicado... y espero que lo de Anoche te sirva...
'Querer hacerlo es más que entenderlo.
Veo que no fueron palabras al viento.
Sabes que todo lo que te digo es por algo ¿cierto?
Anto (volví a aparecer)
Lo sé. Y te quiero por eso.
Te corrijo... anoche no conversamos--- 'yo' hable y te dije cosas como lora...tú supiste guardar ese silencio perturbador
Okey, te lo concedo. A la noche conversamos.
Me gusta leerte e imaginarte en tus artes culinarias, en tu aprendisaje para ir sobreviviendo y creciendo en tu día a día..
En cuanto al articulo cientifico, no sé si sorprenderme o simplemente sonreír por algo que ya muchos (al menos quienes te leemos) se veía venir..
Un fuerte abrazo para ti..
Ah!!! me gustó la descripción cientifica que le has dado a tus ingredientes en la cocina. Lo de ma mantequilla lo descubrí el otro día cuando preparé un pollo salteado con ese ingrediente...
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