Hoy es el día después de Navidad. Y decidí hacerle un regalo muy lindo a una persona muy especial para mí...
Una personita muy linda, llamada... Ariel Guerrero.
Yo mismo. :D
En vista y considerando que me regalaron tan re pocas weas este año...
Mi tía Mónica me regaló una Gift Card de Ripley. Y hoy fui a hacerla zumbar. Debí pagar una pequeña diferencia, pero me compré un set de accesorios para el laptop: un pad numérico que también es calculadora, un candado, un maletín y un ratón.
Lo que más me gusta es el ratón. Como ahora es uno de wena marca, espero que me dure más que la mugre que me compré a principios de año cuando volví de Canadá. Duró apenas un par de meses antes de que el cable !@#$%^&*¥× cagara. Las cosas nuevas son Kensington, una marca de la que ya he comprado un par de cosas antes, que en general me han salido buenas, como mi super puntero láser con control remoto con el que me he hecho famoso.
Hay varias cosas que me gustan de tener pad numérico y laptop. Por ejemplo, puedo intentar, ahora sí, explorar Blender, que funciona mejor con pad numérico y tres botones en el mouse, aunque para mi gusto, la pantalla del laptop tiene poca resolución como para sacarle el jugo a Blender. También puedo usar con más confianza Firefox, porque puedo navegar con la ruedita (¿se habían dado cuenta de que no es buena idea navegar con las flechas en Firefox como no tengas instalado cierto plugin de smooth scrolling? El cual, desafortunadamente, no es compatible con Firefox 3 beta 2 :-( ).
Pero lo que más me gusta de tener ratón nuevo es que ¡¡PUEDO VOLVER A JUGAR BUSCAMINAS!! =D
No me había referido al tema porque abrí este blog cuando ya tenía este laptop y me había acostumbrado ya al touchpad. Llevaba mucho tiempo sin jugar al Buscaminas, pero era porque el otro mouse había cagado, aparte que era demasiado chico para mi mano que es demasiado grande. El mouse nuevo es cómodo, ya ajusté la sensibilidad para que me resulte cómodo trabajar tanto con el touchpad como con el mouse. Así que ahora, a jugar al Buscaminas más seguido.
Por otro lado, dejar todo listo para irse a estudiar en el extranjero es como jugar al comprahuevos ("¡a la otra esquina!"): primero, sacar el certificado de notas en Secretaría de Estudios (donde, para mi sorpresa, sucedió un milagro: ¡la vieja que me atendió fue amable conmigo!), después ir a la Torre 15 (Servicios Centrales) a comprar estampillas ($6.000), a la semana siguiente volver a Secretaría de Estudios a buscar el estúpido certificado de notas con la firma del Secretario de Estudios; después, ir a la casa central (Alameda, metro... adivinen, Universidad de Chile), y desembolsar $10.000 por legalizar el certificado de notas y otras diez lucas más por el certificado de licenciatura... Todo para que el impío Jorge Las Heras, prorrector de mi querida universidad, certifique que las firma de los certificados son auténticas (¿¿??).
En eso estoy. Lo peor es que después tengo que ir al Ministerio de Educación para que le den su visto bueno, después al de Relaciones Exteriores. Ojalá que no me demoren mucho en eso; yo pago lo que sea. Y ahí recién puedo pensar en que me traduzcan las mugres de papeles.
Veámosle el lado positivo; Aroca me ha dicho que me paga los primeros días en Windsor.
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