Mi compadre Claudio Púa ha publicado en su blog una ácida crítica a la ópera "Viento blanco" de Sebastián Errázuriz, que por estos días se está presentando en el Teatro Municipal de Santiago, como parte de la celebración de su sesquicentenario.
La obra ya había levantado algo de polémica, ya que la producción del evento no se tomó la molestia de invitar a nadie del ejército o algún familiar de las víctimas. La producción, según cuenta el diario electrónico nacional Crónica, se defendió diciendo que si bien la obra está inspirada en la tragedia de Antuco, es una obra de ficción.
Como me la pinta Claudio, casi preferiría ni verla. Por lo que leo, ha salido indignadísimo de la sala, reclamando la incompetencia del compositor, que no ha dejado lucirse a los brillantes intérpretes. Lo único que he visto de la ópera es el pequeño extracto que hay disponible en Emol.com, además de leer la crítica que le hacen ahí mismo. No me queda tan claro que dichos periodistas hagan una crítica objetiva, porque El Mercurio está dirigido al público ABC1, que como mi compadre tantas veces ha criticado, va a la ópera no porque sepan, la disfruten y les interese, sino para posar. Sí, al menos aparentemente es una obligación para nuestras socialités criollas.
Al ver el video de Emol, al principio tuve una impresión favorable, hasta que sobre el final, empecé a notar algo que mi compadre nota en su crítica: la acción transcurre demasiado lenta.
Mi compadre es compositor de música; tiene a su haber un número considerable de obras originales. Conoce demasiado bien el negocio. Eso lo hace particularmente crítico de cualquier composición que aparezca por estos lados. Como yo mismo también me he metido en el cuento de la composición musical, si yo fuera a ver la ópera, podría apostar a que sería igual de pesado. En realidad, a los dos nos picó el bicho de la música docta cuando estábamos en el colegio y tocábamos en la Orquesta del Instituto Nacional bajo la dirección del profesor Fernando Venegas. Hoy no hablo mucho de música en este blog, sobre todo porque considero que ha sido para mí como un canto (!) de sirenas. Pero vez que me piden mi opinión, salto. Y como en esta oportunidad mi compadre nos ha exhortado a difundir su texto, cumplo con su petición.
En fin. Si alguno de mis lectores quiere ir a ver la ópera para formarse su propio juicio, vaya al Teatro Municipal de Santiago; según ellos, los precios están desde $3500. Por ahora, los dejo con el "rant" de mi amigo:
1 comentario:
Weón! Juanelo es pa mearse de la risa.
Ocupé el blog porque esa facultad es un desastre.
Si te explicara lo que pasó ayer.
Pero no es grave, de hecho, me lo echo a lapa.
Ya, longi.
Pórtate mal.
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